Cuando en abril de 2011 hice mi primera suplencia como profesor de filosofía en una escuela primaria de Río Cuarto (Córdoba, Argentina), todavía no sabía qué era dar clases y ni siquiera era capaz de imaginar que me encontraria en un mundo desconocido, en el que niñxs de entre seis y once años escuchaban, discutían y argumentaban con una profundidad y entrega insospechada. A eso lo hacían entre juego, dibujos, bolitas, peleas y algún que otro llanto.

 

Crónicas de Infancia - Joaquín Vázquez - Kintsugi ed

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Cuando en abril de 2011 hice mi primera suplencia como profesor de filosofía en una escuela primaria de Río Cuarto (Córdoba, Argentina), todavía no sabía qué era dar clases y ni siquiera era capaz de imaginar que me encontraria en un mundo desconocido, en el que niñxs de entre seis y once años escuchaban, discutían y argumentaban con una profundidad y entrega insospechada. A eso lo hacían entre juego, dibujos, bolitas, peleas y algún que otro llanto.