Papá acostumbraba

a andar con su facón siempre encima. 

Porque era un gaucho guapo, un gaucho en serio, 

uno que no dudaba en pelear si tenía que hacerlo. 

Como esa vez de la bolsa de huesos, 

esa que asustaba a todos los caballos

no querían pasar, che, no querían. 

Ahí mismo el desenfundó y arremetió sin miedo

para demostrar a todos que no era

más que susto infundado. 

No creía en nada él, aunque no lo decía,

y rezaba y pedía a diosito,

a la virgen, a San Cayetano

por trabajo .

Charlas con Cuchúa- Alejandra Mendez Bujinok

$9.000,00
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Papá acostumbraba

a andar con su facón siempre encima. 

Porque era un gaucho guapo, un gaucho en serio, 

uno que no dudaba en pelear si tenía que hacerlo. 

Como esa vez de la bolsa de huesos, 

esa que asustaba a todos los caballos

no querían pasar, che, no querían. 

Ahí mismo el desenfundó y arremetió sin miedo

para demostrar a todos que no era

más que susto infundado. 

No creía en nada él, aunque no lo decía,

y rezaba y pedía a diosito,

a la virgen, a San Cayetano

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